Exige agallas resistir con firmeza y enfrentar lo que la vida lanza en nuestro camino. Necesitamos valor para reconocer nuestras propias debilidades y cambiar. Necesitamos entendimiento para manejar los dilemas morales y crisis familiares. Felizmente Dios nos ha dado la fuerza que necesitamos. Por su poder podemos «participar de la naturaleza divina» y triunfar sobre nuestros pecados y las tentaciones y la corrupción del mundo.