La necesidad de mejorar a los miembros de nuestra sociedad, de mejorar nuestro mundo y de llevar a cabo la misión de la iglesia convierte al voluntariado en un imperativo. “En un estudio se demostró que las personas de todas las edades que trabajaron como voluntarios fueron más felices y experimentaron mejor salud física y menos depresión”. Los voluntarios son motivados por el amor y la pasión de Jesús, quien nos amó primero y nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.